En los últimos años, ENGIE ha sido una de las empresas que ha liderado la transición energética en Chile, donde la compañía de capitales franceses proyecta invertir US$ 1.800 millones en los próximos años. Esfuerzo que se concentrará en gran parte en la región de Antofagasta, donde ya tiene una capacidad de energías solares y eólicas cercana a los 500 MW y avanza en el desarrollo de uno de los sistemas de almacenamiento en base a baterías más grandes de Latinoamérica.
Sobre estos ambiciosos planes se refirió el gerente de Asuntos Corporativos de ENGIE Chile, Pablo Villarino, abogado que posee 25 años de experiencia en el sector energético, recursos naturales y proyectos de infraestructura, y más de 14 en ENGIE, donde ha liderado distintas direcciones, incluyendo ENGIE Latam, ENGIE Impact, TEN, ENGIE Gas y GLNM.
La empresa ha informado que invertirá US$1.800 millones en Chile ¿Qué porcentaje de esa cifra se destinaría a proyectos en la región de Antofagasta?
– La inversión anunciada por el Grupo ENGIE demuestra que Chile es un país estratégico para la compañía. Es una señal de confianza y de compromiso con la transición energética que hemos liderado a nivel nacional. En el caso de la región de Antofagasta, se trata de una región clave para nosotros. Por eso, esta inversión será importante para seguir avanzando e impulsando nuestra presencia en la zona: comenzamos la construcción de nuestro Parque Eólico Lomas de Taltal, que aportará 342 MW al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y también de BESS Coya, uno de los sistemas de almacenamiento en base a baterías más grandes de Latinoamérica, que contará con una capacidad de almacenamiento de 638 MWh. Para nosotros, la región de Antofagasta es parte de nuestra historia, presente y también de nuestro futuro.
¿Cuál es la capacidad instalada de renovables que ENGIE tiene ya en operación en la región?
– Actualmente a nivel nacional tenemos una capacidad instalada de 2.4 GW, de los cuales un 33% corresponde a energía renovable. La región de Antofagasta concentra más de 2 GW de nuestra capacidad instalada de los cuales cerca de un 25% corresponde a centrales renovables solares y eólicas. De hecho, hace poco obtuvimos la operación comercial del Parque Solar Coya (180 MW), nuestro sitio en operación de generación de renovables más grande en Chile. De esta forma, finalizamos la primera fase de nuestro plan de transformación y ahora seguimos expandiéndonos aquí y también a lo largo del país.
¿En qué estado de avance se encuentran sus otros proyectos en la región de Antofagasta?
– Tanto el Parque Eólico Lomas de Taltal y BESS Coya se encuentran en construcción. En el caso del proyecto de hidrógeno verde HyEx, éste comenzó en 2018 gracias a una alianza estratégica con Enaex con el fin de producir amoniaco verde, ya cuenta con la aprobación ambiental, un contrato con Corfo para la obtención de un subsidio y actualmente se está desarrollando su ingeniería. Además, a fines del año pasado ingresamos al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) el proyecto Parque Eólico Fidelia y nos encontramos analizando el desarrollo de otras iniciativas que incluyen sistemas de almacenamiento.
¿Por qué el proyecto BESS Coya es tan relevante para ENGIE?
– Incorporar nuevas tecnologías es clave para acelerar la transición energética. En ese sentido, los sistemas de almacenamiento o BESS (Battery Energy Storage System) son necesarios para manejar la variabilidad y evitar el vertimiento de energía renovable que no puede ser inyectada al SEN. Podríamos decir que BESS es una llave para la descarbonización. Pero también hay que tener presente que la tecnología avanza muy rápido y, en ese sentido, la regulación debe ir al día con estos cambios.
No puedo dejar de mencionar que en este camino la transmisión también es fundamental y ya somos testigos que en Chile tenemos problemas en esta materia. Construir implica mucho tiempo y hoy por hoy esto tiene sentido de urgencia. Necesitamos soluciones inmediatas, de corto plazo, como los automatismos, que permiten dar más flexibilidad operativa al sistema y aprovechar más eficientemente la infraestructura disponible; claro que esto no debe reemplazar la solución de largo plazo, como lo es la inversión en infraestructura de transmisión.
¿Cómo avanza el proceso de descarbonización y cuáles son sus plazos?
– La región de Antofagasta ha sido protagonista en el proceso de descarbonización. En septiembre del año pasado desconectamos nuestra última unidad a carbón del Complejo Térmico de Tocopilla y nuestro compromiso es dejar de producir energía con este combustible en 2025.
La descarbonización ha sido exitosa, pero ahora también es momento de llevarla a cabo mirando la seguridad del sistema. Para ello, hay temas que son fundamentales y donde aún hay espacio para mejorar, como por ejemplo la gestión y tiempos de los permisos ambientales para proyectos renovables, o el rol que se le dará al gas como combustible de transición en este proceso. En esa línea, son valorables los esfuerzos del Gobierno para modernizar el SEIA, que esperamos se materialice pronto para lograr una tramitación ambiental más fluida. Esto sin duda es un aspecto clave para la descarbonización. Para cerrar unidades a carbón necesitamos poder construir y conectar energía verde al sistema.
¿Cuáles son los principales alcances del Plan de Transición Justa que implementan en Tocopilla?
– Somos conscientes de que la descarbonización genera externalidades, y por lo mismo desde que anunciamos nuestro plan de transformación que hemos trabajado en un Plan de Transición Justa. Este proceso de diálogo abierto, transparente y participativo que involucra tanto a actores internos como externos, cuenta con tres ejes estratégicos: empleo y capacidades, desarrollo territorial y gestión ambiental.
Por ejemplo, en Tocopilla generamos cursos de capacitación y formación para nuestros colaboradores que se han visto afectados por este proceso así como también reubicamos a parte de ellos dentro de la compañía, nos hemos enfocado en continuar presentes en el territorio a través del desarrollo de nuevos proyectos que se traducen en fuentes laborales con foco en empleos verdes y sustentables, en otras acciones. La Transición Justa es un desafío público-privado, y en esa línea formamos parte de la Mesa de Transición Socio-Ecológica Justa creada por el gobierno e impulsada en el caso de Tocopilla por la Seremi de Energía.
¿En qué pie están hoy sus proyectos de hidrógeno verde en la región?
– Contamos con dos proyectos de hidrógeno verde en la región: HyEx, que comenté anteriormente; y Hydra. Este último busca analizar la posibilidad de reemplazar el diésel por hidrógeno verde en los camiones mineros, ya finalizó la fase de investigación y ahora junto al Consorcio se está analizando cuál será el siguiente paso para continuar su desarrollo. Para nosotros el impulso de esta industria es parte de nuestra estrategia a nivel mundial y para materializarlo en el país existen una serie de desafíos, como es el caso de contar con un marco normativo que impulse el desarrollo de este tipo de iniciativas, que creemos será clave para un desarrollo exitoso de su industria.